viernes, 20 de septiembre de 2024

FABRICA/ZULO SECUESTRO ORTEGA LARA

CRÓNICA DEL SECUESTRO Y POSTERIOR LIBERACIÓN

El secuestro.

17 de enero de 1996. Ortega Lara, es abordado en el garaje de su vivienda en Burgos, cuando regresa de su trabajo en la cárcel de Logroño, por tres etarras que le introducen en el maletero de su coche y luego le trasladan en un camión, oculto en una máquina especialmente preparada, hasta un zulo en una nave industrial de Mondragón (Gipuzkoa).

Al día siguiente, encuentran su coche abandonado en el polígono industrial burgalés de Gamonal. Sus gafas estaban en el maletero.

Durante el secuestro, ETA envió a ese periódico fotografías del funcionario para demostrar que se encontraba en buen estado e, incluso, el propio Egin publicó una carta manuscrita en mayúsculas por Ortega Lara en la que pedía a sus compañeros que cesaran en el maltrato a los presos de la banda, y al Gobierno, que negociase. Además, decía recibir un trato correcto.

La liberación

A la Guardia Civil le costó dar con la pista que condujera a la nave del encierro, pero luego no la abandonó.

Fueron días y noches vigilando en una situación hostil. Todas las precauciones eran pocas. No solo porque había que evitar ser vistos por las personas que podían trabajar en el polígono, sino por la propia orografía, la humedad del río sobre el que se encontraba la nave o lo escarpado del terreno.

Apenas se producían movimientos en la nave. Apenas dos personas entraban y salían de ella.

Pero la Guardia Civil estaba convencida de que Ortega Lara se encontraba allí. Antes de su liberación, los agentes detuvieron a los cuatro etarras responsables del secuestro, uno de los cuales, Jesús María Uribeetxeberría Bolinaga, fue trasladado al zulo.

El 1 de Julio de 1997 y coordinada por el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, la operación Delfín-Pulpo se puso en marcha con 500 guardias civiles ante la dificultad para encontrar el escondite, oculto debajo de una máquina pesada. Mientras, Bolinaga negaba que el rehén se encontrara en la nave.

"Tuve la suerte de encontrar el acceso" al zulo, rememora el agente Miguel en conversación telefónica con Efe.

A este guardia civil, que como sus compañeros trabajó toda la noche para liberar al funcionario de la cárcel de Logroño, le llamó la atención que el pie de apoyo de un torno hidráulico estuviera fijado al suelo, cuando debería ser móvil.

Miguel había trabajado en un taller y se extrañó que ese torno no se pudiera mover. Por eso, ante la sospecha de que ocultara un zulo, comenzó a quitar los tornillos junto a otros compañeros y levantó el torno del suelo.

Recuerda que costó más localizar la entrada del zulo que entrar a la nave y recalca el trabajo "muy intenso y concienzudo" que tuvieron que llevar a cabo él y sus compañeros.

En total Ortega Lara permaneció secuestrado 532 días.

FOTO DE LA FÁBRICA EL DIA DE SU LIBERACIÓN EN 1997

FOTO 2024

FOTO 1997

FOTO 2024

INTEROR DE LA FABRICA

viernes, 6 de septiembre de 2024

PSIQUIATRICO SAN RAFAEL

 Inaugurado alrededor de los años cincuenta del siglo, con el paso del tiempo El hospital, de 200 plazas de capacidad , acogía al doble de pacientes, que tenían que compartir espacios cada vez más reducidos. El personal sanitario fue quedando en un número reducido para poder asistir y atender a todos los pacientes, al tiempo que los medios materiales fueron escaseando cada vez más. Los pacientes tenían que compartir una letrina por cada veinticinco, y las camas comenzaron a multiplicarse en estancias que resultaban cada vez más reducidas. Todo ello contribuyó al rápido deterioro del propio hospital y los desperfectos en las instalaciones formaban parte de la vida diaria en el interior del psiquiátrico. Abundaban  las goteras, provocando humedades en las paredes, pero lo más preocupante fue una de las tantas historias trágicas que esconden este tipo de lugares.

Finalmente el  10/02/2012 se traslado a los últimos pacientes a un hospital cercano y cerro sus puertas definitivamente.

 

EL CASO DE VIRTUDES (EL DESECADENANTE DEL CIERRE)

 El caso de Virtudes causó impacto en la sociedad española al conocerse, a través de los medios de comunicación social, los desdichados años que llevaba en aquel establecimiento, con tan sólo 26 años de edad.

 Virtudes padecía esquizofrenia. Desde muy temprana edad aparecieron los primeros síntomas, que fueron agravándose con el paso de los años, provocándose autolesiones. Entonces sus padres tomaron una medida tremendamente drástica, como fue encerrarla en una artesana. Rodeada por tojos -- una planta que puede llegar a los dos metros de altura creando una maraña  de afiladas espinas -- eran colocadas alrededor de la artesana, con la finalidad de que Virtudes no pudiera escapar. Fueron quince largos años en la que la joven estuvo sometida en aquella situación, hasta que fue trasladada al Hospital Psiquiátrico San Rafael, donde permaneció una década más.

 Virtudes se mantenía en posición fetal dentro de la artesana, que únicamente abrían sus padres una vez al día para proporcionarle agua y un poco de alimento, que básicamente estaba formado en una papilla de maíz y un poco de leche, y aprovechaban para limpiar los excrementos y orina de Virtudes.

 Una primera y fuerte crisis azotó a Virtudes, provocándole unas autolesiones tremendamente impactantes. Con sus propias manos y a consecuencia de su grave desequilibrio sufrido, se arrancó los ojos, y seguidamente comenzó a comerse sus propios dedos, obligando a los sanitarios del hospital a tomar la drástica medida  de atarle sus manos a la espalda, y de este modo viviría diez largos años más.

Pero no sólo el caso de Virtudes era el único. Los pacientes asilados en aquel hospital permanecían mezclados en hacinadas habitaciones sin ningún criterio de orden a la hora de dividirlos por tipo de enfermedad y/o gravedad.

 Estos problemas de masificación generó muchísimos problemas en el transcurso de los años que estuvo en activo el hospital, que desde el año 2012 en que cerró su actividad se encuentra en estado de abandono, si bien el Ayuntamiento de la localidad trata de preservarlo y evitar los actos vandálicos que deterioren las instalaciones del aquel edificio